Hay que comprender que el camino que te ha traído hasta aquí hoy, es el resultado de una serie de comportamientos, sucesos y actitudes posturales ejecutadas, día a día en el pasado.
El dolor no ha aparecido de repente, con lo que no podemos esperar que se solucione en un solo día.
Las dolencias y bloqueos presentes hoy, se han ido acumulando y somatizando durante un largo periodo de tiempo, y hay que ser respetuoso y constante con el proceso de cada individuo, para conseguir un mejor efecto,a la par que duradero en el tiempo.
Normalmente, a partir de la primera sesión, el cuerpo experimenta una mejora en la circulación local y periférica, así como una disminución de la tensión muscular, reduciéndose por tanto el dolor y la sensación de fatiga, que experimentamos cuando algo nos duele.
Pero como decíamos, para restablecer una adecuada y óptima salud, libre de tensiones y contracturas, debemos de dar tiempo a que el cuerpo, de manera progresiva, vaya integrando los efectos de los masajes y permanezca en este estado de bienestar mucho más tiempo.
No obstante, como cualquier otro método que queramos integrar, para poder disfrutar de sus beneficios a largo plazo, además de acudir a una sesión de masaje, de manera habitual, debemos de introducir aquellos cambios que nos permitan mejorar nuestra higiene postural, elasticidad y fortaleza muscular, para sentirnos menos contracturados y estresados durante nuestro día a día.